lunes, 24 de octubre de 2011

Un día normal


Aquella mañana de domingo, David K.despertó sintiendo la suave caricia de sol sobre su rostro. Desde que se había jubilado, lo mismo daba un dia de la semana que otro para gozar de la libertad de levantarse cuando quisiera. Sólo hacía un mes que se había retirado y la Siemens de Berlín no lo echaría de menos.
  En  Alemania, desde que Hitler y el Partido Nazi habían llegado al poder, la situación de los judíos como David empezaba a complicarse en las grandes empresas. El hecho de haberse podido acojer a la jubilación fue un alivio para él. Lo que David no podía imaginarse aquella soleada mañana era que cuando volviese a meterse en la cama, ya sería otro hombre.
   Jubilado, viudo y con sus hijos viviendo fuera de Berlín, a David las mañanas de domingo se le pasaban con la rutina de siempre. Se afeitó, se duchó, se puso su traje, las zapatillas para andar cómodo y como el día era soleado, el sombrero que le regaló su hijo cuando se jubiló.
   Acudió a la cafetería de siempre. Al entrar, el camarero de la barra y el mozo que atendía las mesas se miraron con cierta alarma. David fue a sentarse a su mesa de siempre junto al amplio ventanal por donde entraba la claridad que le permitía leer el periódico sin esforzar demasiado la vista. El mozo se acercó al mostrador, pero no fue a recojer el café para David, tampoco el periódico. El camarero de la barra le dió un cuadernillo que con cierto recelo el mozo entregó a David diciéndole:
   --Ha de salir fuera señor, usted ya no puede entrar en éste establecimiento reservado para alemanes de raza aria. Rellene éste formulario y llévelo a la comisaría de Policía más cercana a su domicilio.
   David se levantó en silencio, salió a la calle y mientras se dirigía al parque más cercano fue leyendo el formulario. Se sentó en un banco y fue marcando con una X la columna de los datos:

REGISTRO DE PERSONAS DE RAZA JUDIA QUE HABITAN EN BERLIN (lea el documento atentamente y confirme sus datos personales, señalando SI o NO cuando corresponda):
Nombre y apellidos
Domicilio
Edad
¿Ha votado al Partido Nazi?
¿se considera judío?
etc,etc,etc......

   Cuando hubo terminado, David se dirigió a la Comisaría del barrio,entregó el formulario y a cambio le dieron una estrella de seis puntas de color amarillo.
--Toma judío, le dijo el policía, cósete ésta estrella en la chaqueta y como te vea por la calle sin ella, te pego dos tiros, judío de mierda.
  Para David, aquel día, que había empezado cálido y soleado, se convirtió en el presagio de la más violenta de las tormentas.