miércoles, 7 de noviembre de 2012

CONSEGUIRLO

      Soy una mano izquierda. Como el cuerpo humano en el que trabajo es diestro, siempre he realizado trabajos subalternos y de apoyo a la mano derecha. Jamás he sido protagonista de ningún hecho importante. Mi consuelo en la vida ha sido pensar que trabajamos en equipo. Si mi jefe escribía, lo hacía con la mano derecha, yo me limitaba a aguantar el papel y, de vez en cuando, rascar un lijero picor en la ceja o buscar algún moco molesto en la nariz. Aún recuerdo cuando, en la más tierna infancia, mi jefe recibía alguna que otra regañina si me utilizaba para cojer la cuchara o para pìntar en el colegio. "Qué no pintes con la izquierda", le decían, "con lo bien que te sale con la derecha". Pues toda la vida así.
     
      Un día, a mi dueño le apetecía ensaladilla rusa, le encanta, y nosotras dos, las dos manos, comenzamos a picar a trocitos pequeños una zanahoria, dos patatas, un puñado de judías verdes, sacamos otro puñado de guisantes del congelador y con parsimonia, la mano derecha iba utilizando el cuchillo japonés y yo aguantando los ingredientes con serio riesgo para mi integridad. No sería la primera vez que tenemos un accidente y acabo con heridas importantes. Lo pusimos todo en una olla y la llenamos de agua para llevarlo a ebullición, con una pizca de sal.

      Mientra cocian las verduras en la olla, dispusimos el vaso de la Turmix para preparar la salsa mahonesa. Cascamos un huevo entre las dos manos (la derecha, tan lista que es y aún no sabe hacerlo sola), añadiéndole una pizca de sal, unas gotitas de limón y aceite de girasol. Yo aguantaba el vaso mientrras la mano derecha manejaba la batidora, siempre lo hacemos así, y cuando la mahonesa ya está ligada, cambiamos el aparato de mano para que ella, la derecha, toda servicial se embadurne sus dedos de la deliciosa salsa y el goloso de mi jefe pueda saborer la textura y sabor (hay que ser pelota!).

     Cuándo ví esos cinco dedos tan cerca de las cuchillas de la batidora, no pude reprimir un impulso criminalque tanto tiempo había larvado en mi alma de mano izquierda. Apreté el botón y en un momento vi saciada mi sed de venganza.

      Ahora la mano derecha es una inválida, ha quedado totalmente mutilada y mi amo me tiene que utilizar para todo tipo de tareas, hasta para acariciar a su novia, y además en forma de protagonista, no como simple ayudante, que era lo que hacía antes. De todas formas tengo que confesar que se me ha quedado mala conciencia, es aquella sensación que sientes después de haber conseguido algo que habías deseado desde hacía mucho tiempo. No sé por qué pero se me ha grabado en mi mente aquello que decían que hay dos tragedias en ésta vida, una es no conseguir lo deseado, la otra es conseguirlo.